jueves, 29 de enero de 2009

Voces que gobiernan


El siguiente texto lo extraje del libro "La Historia del Loco", de ¿Podríamos imaginarnos viviendo dos siglos atrás? Los tiempos evolucionan para algunas cosas en formas aceleradísimas. Super acostumbrados a Internet; la televisión; los mensajes de textos; el chat, la información minuto a minuto de todo lo que acontece y otros avasallamientos digitales que pretenden acercarnos con el mundo entero; no podríamos pasar mucho tiempo sin caer en un estado caótico ante la falta de estos elementos ya asimilados como naturales.


Sin embargo, no todo es rápido y furioso en el avance del calendario. Algunas situaciones o características de nuestra sociedad nos llevan a pensar que en realidad estamos algunos siglos demorados. Mientras estímulos sensoriales de todo tipo nos invaden, hay otra realidad, que es la que viven las personas sordas.

Todos deberíamos saber el lenguaje de señas, eso debería ser enseñado en la escuela. Como se enseña el abecedario también se debería enseñar a hablar por señas frenando el aislamiento de las personas con discapacidad auditiva del resto de la sociedad.


Los disminuidos auditivos sufren así de miedos, inseguridades al no poder entablar comunicación con los demás, no pueden fundar su personalidad, baja autoestima, y todas las dificultades psíquicas que esto acarrea.


Por ley debería haber programas de televisión subtitulados, ¿cuántos hay? Recuerdo un par del canal Volver y nada más.


Imaginemos la situación de un juicio y que haya una persona sorda involucrada. ¿Saben cuantos peritos oficial de lenguaje de señas hay en el país? Hasta el 2004 existía solo una, Mabel Remón. ¿Cómo se hace en cada caso judicial para mediar entre la justicia y los implicados si son sordos? Por más que la persona discapacitada sepa leer los labios, hay términos con muchas acepciones y se necesita un intérprete, tengamos en cuenta el contexto, la importancia de una imputación, lo trascendental de una causa penal, no debería haber esos márgenes para el error.


¿Los lugares públicos están aptos para recibir a personas discapacitadas? Supongamos una persona que vive sola y debe realizar un trámite en la municipalidad, ¿hay alguien capaz de atenderlo y satisfacer lo que requiere?


No hay tecnología ni progreso que valga si no asumimos que todos somos responsables a la hora de brindar espacios a personas que necesitan insertarse en una sociedad que debe aprender que oír no es lo mismo que escuchar.


Iron Maiden hace este gran tema que trata sobre la idiotez de la guerra y sus miserias. Ahora que el dueño del mundo es otro esperemos que Dios guíe la conciencia de estos gobernantes para que no haya que lamentar más estos desastres humanos.

Les recomiendo leer la letra entera en Internet mientras la escuchan.


Por favor dime qué es la vida
Por favor dime qué es el amor
Por favor dime qué es la guerra
De nuevo dime qué es la vida
 
Por el bien de Dios…

lunes, 5 de enero de 2009

La Pecho Frío y el Viejo de Mierda


Él, desesperanzado, jugaba sus últimas cartas, las más bajas del mazo, aquellas que las usamos en pos de nuestra apuesta solamente porque no hay otras, aunque no sean ases ni anchos las ponemos en juego ilusionándonos con que nos salga el tiro del final, el último recurso, el manotazo desesperado y cruel de los que no tienen nada más que perder.

Ella, ¡qué difícil definirla a ella!. Envejeciendo ante espejos y espejismos de lo que le representaba la comodidad de jugar última, de ser el pie de este juego. Se acostumbró, o lo dilató, o simplemente no le salió, o sobró la situación, o le pesó tener al as, por lo que fuera, ella nunca cerraba la partida. Su sangre se congelaba al tiempo que se agigantaban las cartas boca abajo que componían el montón preciado.

El Viejo de Mierda, aún teniendo las cartas más bajas derrochaba la jovialidad del triunfo que ella nunca tuvo. Manejaba a su antojo la partida, con sus tiempos y sus amenazas de robar el tesoro, sabiendo que ella no se atrevería a jugar el As.

Me olvidaba. Quizás el título que precede a estos párrafos no sea el correcto. A esta historia le falta un integrante más, un tercero, un número impar que rompa con la siempre aburrida monotonía de las cosas marcadas por la dualidad tan irritante de las formas pares. Lo menciono ahora porque irrumpir es una de sus características. Se podría llamar “el Desequilibrio”, entonces… “La Pecho Frío, el Viejo de Mierda y el Desequilibrio”.


Desequilibrio ha barajado siempre las mismas cartas, demencia; manía; paranoia; ansias; pasión; y otros excesos, alterando un orden que no soportaba, con el veneno orgásmico que produce la libertad y el placer suplicante que no admite imposiciones de ningún palo. Ningún juego de naipes tiene reglas claras, uniformes a todos, las reglas dependerán de contra quién se esté compitiendo. Hasta en los juegos más populares las pautas adquiridas por los participantes son disímiles. En este aspecto se podría decir que los juegos de naipes se parecen al amor.

Mezclar las cartas. Mezclar, mezclar, mezclar, mezclar hasta dejar atrás esa pesadilla en donde un Viejo de Mierda juega sus últimas cartas para robar un mazo que nunca le perteneció, la Pecho Frío llora incapaz de jugar arriesgando su As y el Desequilibrio, hastiado de tanta vulgaridad le pega una patada a la mesa para ir en busca de un mejor juego.